La vía laparoscópica es un tipo de abordaje quirúrgico que permite ingresar a la cavidad abdominal sin necesidad de realizar una incisión como en la cirugía clásica. Para ello se insufla gas (dióxido de carbono) dentro de la cavidad abdominal para crear un espacio de trabajo. Se utilizan puertos de trabajo (trocares) que simplemente permiten introducir los instrumentos sin que se pierda el dióxido de carbono. Las técnicas quirúrgicas efectuadas no difieren en sus principios de las técnicas clásicas realizadas en forma abierta.
Al evitar una incisión, el dolor postoperatorio, el tiempo de internación y la velocidad de recuperación del paciente son radicalmente superiores. En muchos de los procedimientos urolaparoscópicos los pacientes suelen estar dados de alta a las 24 hs de realizada la cirugía. De esta manera se evitan internaciones prolongadas que pueden asociarse a complicaciones no deseadas.
La cirugía laparoscópica duplica perfectamente todos los criterios oncológicos de la cirugía abierta. Todos los trabajos científicos publicados hasta la fecha demuestran su equivalencia oncológica con la cirugía abierta. Hasta hay algunos que la muestran como superior frente a esta.
De ninguna manera esta técnica es experimental. Tanto en Europa como en los Estados Unidos de America, las sociedades científicas (EAU y AUA) han determinado como “standardofcare” (el estándar de tratamiento) a la vía laparoscópica para la mayoría de las enfermedades urológicas que requieran de tratamiento quirúrgico.